Todos estaban reunidos en el jardín, compartían como la gran familia que eran, los niños tenían encantados con las historias que Adriano Minelly les contaba, Ernesto sentía celos pero entendía.
Todos. Permanecieron así unos minutos más, compartiendo la calidez de esa reunión, hasta que Paolo se incorporó con cierto nerviosismo. Se levantó de la silla sin decir nada, caminó hacia el centro y pidió su atención a todos.
-Familia... Por favor deseo un momento de su atención. Adriánna mi amor, ven acércate. -extendió su mano hacia ella. Adriánna se acercó algo nervioso, Paolo sacó una pequeña caja de terciopelo azul que había mantenido oculta desde que volvieron, con la caja entre las manos miró a todos y luego a Adriánna.
-Se que en nuestro viaje ya te pedí matrimonio y tú aceptaste. Pero ahora quiero hacerlo de manera oficial... Frente a todos, que todos sean testigo de nuestro amor. -habló Paolo.
Se inclinó frente a ella, serio, pero con ternura en la mirada.
-Adrianna... -comenzó, con