El lugar había quedado reducido a fuego y cenizas, Por milagro de la diosa luna solo había Alfas heridos gravemente, más sin embargo habían logrado conservar su vida.
— ¡Es... un milagro..! — Se escuchaba decir a los lobos.
Alejandra cayó desmayada al igual que Angya, y Aria, ellas habían dejado todas sus energías en ese mágico ataque. Su poder divino dado por la diosa luna había sido fundamental, al igual que tener en su vientre un cachorro de Alfa, eso había ayudado a que las lunas no también sobrevivieran.
El rey Salvatore se fue transformando de nuevo en su forma humana, se le podía ver lo herido que estaba. El se apresuró rápidamente a ir con su amada reina, apenas estuvo a su lado la abrazó a su pecho.
— Mi amor... Nos salvaste a todos... Pero no quiero que mueras, reacciona vida mía. — El Alfa besó los labios de su luna. El brillo de ella se puso ver en ese beso, el rey fue sanando hasta quedar como si nunca hubiese luchado.
— ¡Leonardo, ya no tienes ninguna heri