Te abandono Petya, no quiero una vida contigo.
El cachorro Leo era tan parecido a su padre, directo, duro en lo que cabía en su corta edad, le estaba diciendo a esa loba que ella no era la reina ahí.
— !Leo, no me faltes al respeto, soy un Alfa Salvatore, debes cuidar tus palabras, no soy ningún idiota, y no me estoy dejando robar por esta loba! ¡Leonardo, dile algo a tu cachorro, no es posible que me hable de esta forma!
— Pequeño Leo, a veces aunque no sea mentira lo que decimos, no deben faltarle al respeto a sus tíos. Incluído su tío Petya. Entonces... ¿Qué tienes que decir al respecto, hermano?
— ¡Tú no eres nadie para pedirle a mi luna que se marche, mucho menos para hablarle de esa manera, Celia, ella es la reina de este castillo, así que evita tomarte atribuciones que no te corresponden!
— Pero Alfa, ella lo engañó, no respetó su relación, en cambio yo lo amo, lo he amado desde que llegué aquí, sé que puedo hacerlo feliz, no puede permitirse ser el hazme reír de la manada. No puede permitirse ser un Alfa cornudo