No tienes dignidad, ni orgullo, luna.
El Alfa se tensó un poco, no podía dejar que su cuñada se marchara. Debía convencerla de quedarse.
— Tía Adisson, papá dice que llevas un cachorro en la barriga, entonces la familia debe cuidar de ti y de él, si te vas los enemigos de los Salvatore podrían buscarlo para matarlo.
— Oh, yo... No había pensado en eso. No quiero que maten a mi cachorro, ¿Qué puedo hacer para protegerlo?
— Ven con nosotros al mundo de los humanos, allá podremos cuidar de ti, no te va a faltar nada, ni a ti, ni a mi sobrino. Te pido que aceptes.
— Aceptaré solo con una condición, quiero vivir en una casa aparte, me gusta mi privacidad, además ustedes viven en parejas y no quiero ser un estorbo. No importa que sea un lugar modesto, solo quiero tener mi propio espacio.
El rey lo pensó un poco, de eso a que su cuñada desapareciera, tomaba la primera opción.
— Está bien, el cachorro y tú tendrán su propio espacio, ahora vamos, iremos al castillo a despedirnos de Petya, yo tengo que regresar al