La luna salva a su amado rey.
La bella luna pelirroja corría entre los cuerpos y la sangre, levantando su vestido, ella buscaba a su Alfa, gritaba su nombre para que él le respondiera.
— Alejandra... ¡¿Qué diablos estás haciendo aquí?! Ahhhgrr... ¡Me has desobedecido deliberadamente, luna obstinada!
La reina se quedó impresionada al ver tan herido al lobo que amaba, lágrimas calientes corrían por sus mejillas. El estaba tan lastimado.
La pelirroja embarazada se apresuró a acercarse y se hincó a la altura del Alfa.
— ¡Por todos los cielos...! ¿Pero que te han hecho, Leonardo...? — La loba le tocaba el rostro al Alfa. Estaba muy angustiada.
— Jugamos un poco los vampiros y yo. Pero no me cambies el tema, te dije que te fueras de aquí y que te reunieras con los cachorros, ¡¿Qué necesito hacer para que escuches mis órdenes?!
Pero la luna no lo estaba escuchando, ella se abrazó a él, había sanado a otros lobos heridos, pero no a su Alfa agonizando.
— Estás muriendo... te pedí que no murieras aquí, ¿Q