Mientras iba cayendo, la frágil luna no pudo hacer nada mas que cubrirse el abultado vientre. Pensaba en sus cachorros, en que estaban a nada de nacer. Pero que esa loba arpía quizás los mataría a todos incluida a ella. Alejandra por cubrir su barriga recibió todos los golpes de la caída, había sido demasiado doloroso por unos momentos, sintió huesos romperse, sangre que salía caliente de su piel. Ella quería resistir, pedir ayuda, pero de pronto todo se puso negro y no supo más de nada. — Esmeralda, ¿Qué has hecho? ¡Has matado a la luna del Alfa, si se entera de esto nos va a matar a todos, ella lleva a sus cachorros! — La madre de la malvada beta se puso nerviosa por la situación tan peligrosa en la que se habían metido. — ¿Y que si la maté? ¡Nadie en la manada la acepta como su luna, todos la repudian y quieren que yo tome su lugar! ¡Esa perra tenía que morir, y los cachorros también para yo poder ser la nueva luna de Leonardo! — Tenemos que asegurarnos de que esté muer
Alejandra había recobrado la consciencia, la pobre loba sentía todo su cuerpo adolorido, pero aún así hizo el esfuerzo por pedir ayuda. — Por favor... alguien apiadese de mí... Ayúdenme a salvar a mis hijos... Los estudiantes de preparatoria que pasaban por el puente, lograron escuchar esa lejana voz que pedía auxilio. — ¿Escucharon? !Hay alguien debajo del puente, se escucha muy herida, bajemos a ayudar! Los jóvenes y fuertes lobos bajaron de un salto, no pasó mucho tiempo para que encontrarán a la embarazada loba, ella estaba muy maltrecha, te iba heridas por todas partes, pero sobre todo tenía abundante sangrado vaginal, sus cachorros estaban muriendo. — ¡Por la diosa, es la luna de la manada, rápido, tenemos que llevarla al hospital! — Está sangrando mucho, ¿Y si no llega viva? ¡El Alfa nos mataría a todos! — !Nos mataría de todas formas si no la ayudamos, quítate, yo mismo la cargaré! un valiente joven lobo no dudó en intentar llegar con Alejandra con vida al
Los padres de la beta ya se habían enterado de la noticia, la delicada situación de la luna de la manada había corrido como pólvora por todo el territorio. Ellos ya habían llegado al hospital para intentar acabar con lo que Esmeralda había comenzado, no podían permitir que Alejandra la echara de cabeza con el Alfa. Eso significaría la muerte para ellos. — Beta Eduardo, ¿Qué hace por aquí? Su hija ya no está internada, ¿A qué ha venido al hospital? — Si... Mi esposa y yo nos hemos enterado de la mala salud de la luna, hemos venido para ayudarte quisiéramos verla unos momentos. La jerarquía del beta era importante , sobre todo porque siempre dejaba claro que era protegiendo por el rey. Pero esta vez las cosas no le serían tan sencillas. — Es imposible ver a la luna en estos momentos, ella está en el quirófano luchando por su vida y la de los cachorros, tendrá que esperar a que la crisis pase y después se sabrá que pase con ellos. — Puedo al menos observar la intervenci
Después de maniobrar con todo lo que pudieron por unos cuantos minutos, por fin habían logrado estabilizar a Alejandra de nuevo. Ella seguía inconsciente, no se daba cuenta de nada, y ni siquiera habia podido ver a sus lobeznos nacer. — ¡Pronto, saquemos al último cachorro, ruego a la diosa luna que nos lo deje con vida, ya pasó mucho tiempo y no se escuchan casi sus latidos! El doctor hizo las maniobras para sacar a la criatura. Pero el lobezno de cabellos negros como el padre, el mismo tono de piel y las idénticas facciones del rey, no respondía a ningún estímulo. — !El cachorro no responde, no respira, creo que lo hemos perdido! — El pediatra dentro de su control como medico estaba desesperado por hacer reaccionar al lobito. — ¡Intenta con compresiones en el pecho, que no sean tan fuertes o le romperás las costillas! — ¡Este cachorro está herido, creo que fue el que más golpes recibió con la caída de la luna, está... Muerto! — ¡Cállate sigue intentando que vuelva,
El Alfa llegaba al río con la beta, ella se fingía estar en los últimos momentos de vida, trataba de entretenerlo para que él no recordara que tenía que regresar. — Es hermoso este lugar, gracias por traerme Leonardo, nunca voy a dejar de agradecerte lo bueno que eres conmigo. En ese momento, gruesas gotas de lluvia comenzaron a caer. El Alfa buscó con la mirada donde refugiarse, encontrando la vieja cabaña que estaba ahí desde hacía muchos años. — ¡Tenemos que refugiarnos, está lluvia te puede hacer daño! — El rey cargó hasta la vieja casa a la beta. La puso en el piso de pie para inspeccionar el lugar. — Estoy toda mojada, creo que... Me quitaré este vestido. — La loba fue desvistiéndose frente al Alfa sin pudor alguno hasta quedar desnuda. — ¿Qué haces? !Cubrete Esmeralda! — El Alfa intentó poner una sábana en la espalda de la beta, Pero ella se negó. — ¿Por qué no me miras? Sé que te gustó Leonardo, que tienes sentimientos por mí, de no ser así no habrías estado
Las miradas verde mar de los Alfas se cruzaron por unos momentos. — ¿Qué estás diciendo? ¿Qué le pasó a mi luna? Habla Petya, ¿Cómo están los cachorros? — El Alfa estaba exaltado. No podía ser verdad que Alejandra y sus hijos estuvieran tan mal. — ¡Encontraron a mi cuñada en el fondo de un puente, unos estudiantes la ayudaron y la llevaron al hospital, pero como podrás imaginarte ella estaba muy mal herida, Angelino piensa que alguien quiso matarlos para deshacerse de ellos! ¿Quizás fuiste tu mismo Leonardo? ¿Quizás por qué te estorban para hacer a tu amante tu luna? El menor de los hermanos estaba furioso e indignado, era por eso que no midió las consecuencias al hablarle así a su hermano mayor, que después de todo era su rey. — ¡¿Cómo te atreves a insinuar que yo puedo intentar asesinar a mis propios cachorros y a mi luna?! Los ojos del Alfa brillaron con furia, se podía ver qué su lobo estaba por salir, y si eso ocurría el Alfa Petya podía perder la vida. Afortunad
Esa noche oscura y lluviosa, la jóven luna de la manada Luna Plateada había sido prácticamente arrastrada al hospital que el Alfa había fundado con los mejores equipos. Debía donar de nuevo de su sangre como cada vez que la amiga de la infancia de su Alfa lo requiriera. Alejandra Montes de Oca, fué traída por el beta de su esposo en medio de la noche por una crisis que había tenido Esmeralda, la conocida amante de su Alfa. Aunque ella se había negado un par de veces a seguir siendo usada para que la causante de su desdicha se curara, era inútil. El Alfa tenía la manera de obligarla sin importarle su salud o su opinión, mucho menos sus sentimientos. La jóven de diecinueve años de piel clara y cabello color chocolate veía llegar a su marido sosteniendo del brazo a la mujer que aunque pálida, sin duda seguía siendo bella. Ellos estaban ahí, se les podía ver tan cercanos, incluso la fría expresión del lobo con ella se suavizaba. Lo que le dolía aún más a Alejandra, ya que con ella e
De inmediato el líquido rojo fue llevado en un par de bolsas especiales a la habitación privada que la dulce Esmeralda ocupaba, ella hacía todo lo posible por ganar la simpatía del Alfa para que él decidiera hacerla su luna y desterrar a la inservible luna que tenía y que odiaba con todo su ser. Ella debía ser la reina de la manada Luna De Plata, nadie más que ella. — Aguanta un poco más, la sangre ya está aquí. — Fueron las palabras del imponente lobo. — Deberíamos parar Leonardo, quizás Alejandra ya no quiera darme mas su sangre, debemos comprenderla. — La loba se hacía la víctima para que el lobo se sintiera afligido y pensara que era bondadosa y amable. Cosa que estaba muy lejos de ser cierta. — No digas tonterías, no voy a dejarte morir, conseguiré la sangre que necesitas a costa de lo que sea... ¡Ustedes, apresurence a transfundirle las unidades! — Ordenaba el lobo. — ¡Enseguida Alfa! — Las enfermeras no eran capaces de llevarle la contraria a tan temible rey. El Al