El dilema de los Alfas. Una sentencia de muerte.
Los ojos verdes de los Alfas brillaron dejando ver que su lobo estaba por salir. Esos estúpidos habían cometido el error de ponerles una mano encima a sus amadas lunas, esa noche nada resultaría bien.
Apurado, en ese momento llegaba Alexis Gambino a la reunión, sus hombres le habían informado que los Illuminati se habían llevado a las esposa de sus socios, y vino de inmediato para alertarlos..
— ¡Leonardo, lo siento mucho, estos bastardos han entrado a tu villa y se llevaron a las mujeres!
— Eso él ya lo sabe, Gambino, tu información llega un poco tarde. Nosotros mismos se lo hemos dicho.
— ¿Cómo te atreves a poner tus manos sobre nuestras lunas? Hoy has firmado tu sentencia de muerte. — Leonardo hablaba con una imponencia aterradora. El ambiente se sentía peligroso, hostil, esos apuestos y bien vestidos hombres tenían una mirada asesina.
— ¿Ah sí? ¿Y que harán? Una sola orden mia y mis hombres mataran a sus esposas, los tengo en mis manos, y las cosas se hacen como yo