Algas con él corazón sangrante. Camino a la guerra.
En la cena el Alfa cenaba con sus cachorros y su luna, sus hermanos también estaban presentes. Los Alfas que llegaron miraban de vez en cuando como el rey cortaba el filete de sus lobeznos y conversaba con ellos. Su luna observaba la escena guardándose las ganas de detener al padre de sus hijos de ir a esa guerra.
Poco después llegó el momento de despedirse.
— Papá, recuerda que mamá te dijo que no vayas a morir en la batalla, debes ser bueno y obedecer a mamá. — El cachorro repetía lo que le solían decir a él. Sus redondos ojos estaban llorosos, evidentemente estaba triste.
— Primera me que cuidarán de su madre, ella es mi amada luna, y ustedes mi tesoro más preciado.
— Lo prometemos papá, escribe cunado puedas, y no dejes que te hieran, si un Salvatore tiene que morir... "Procura que no seas tu* — Susurraba a su padre el pequeño Lorenzo.
— Miren a este cachorro, ¿Y quién de los Alfas Salvatore si tiene permitido morir?
— Pues... Tú, tío Petya, no estás casado, no t