Al padre le ciega el amor por sus cachorros...
Amanecía en la manada Dark Moon, el sol se colaba por cada ventana del castillo. El amor y la entrega habían sido testigos de la unión de Alfas y lunas.
El Alfa Damiano y el Alfa Petya habían compartido habitación. Como si lo supieran los cachorros dieron con ellos, después de todo aunque estuvieran pequeños también eran lobos Salvatore.
Ellos dormían plácidamente, después de la ducha había logrado quitarse por fin la pintura que les habían dejado sus sobrinos.
— Los tíos están dormidos... Ellos ya deberían estar despiertos... — Poco después los cachorros salían muy sospechosos del cuarto, bajaron a pedir algo de desayunar a la cocinera, ella los adoraba y ellos se aprovechaban de eso. Aunque eran muy salameros y se ganaban su cariño.
La cocinera les había servido su plato favorito, ellos comían tranquilamente cuando un grito salió de una habitación.
— ¡¡Cachorros!!
Los lobeznos los habían atado de manos y pies con las agujetas de sus botas, y aunque si podían desata