Ethan Crawford fue rechazado en pasado por Briana Hansen, la única mujer que había movido sus entrañas, y por cual buscaba una oportunidad, para quitarse esa espina que le molestaba en su ego herido. Y aunque no era suceso que estaba esperando, trágico accidente en que estaban involucrados sus hermanos, trae consigo a una bebé sorpresa, que generará una disputa entre ellos para obtener su tutela final. La situación no solo creará una lucha, sino que manifestará un divertido panorama y la revelación secretos, que los llevará a tomar la decisión de separarlos… o unirlos para siempre…
Ler mais—Señor… todo está listo. Traerán a su hermano y esposa al velatorio… —Ethan se dio la vuelta y guardó en su bolsillo una medalla de oro que pertenecía a su pequeña sobrina Maya, y asintió hacia el hombre que estaba al frente de toda la preparación del velorio.
—Bien… ¿Enviaste la información ayer a los familiares y amigos de Claire…?
El hombre afirmó inmediatamente y luego Ethan recibió una llamada. Él también había informado a toda su familia el trágico suceso la noche anterior.
Lo único que no quería, era hablar con su madre, que había tomado un vuelo a Canadá en las últimas horas. Desvió la llamada no queriendo afrontar el tema, pero inmediatamente le envió la ubicación.
Al levantar la mirada, pudo ver dos ataúdes, e instantáneamente, su cuerpo se tensó.
No podía asimilarlo, ni siquiera le parecía real que su único hermano y esposa, habían muerto en ese accidente en el día de ayer.
Ethan fue a la habitación que mandó a preparar, y luego entró para escuchar a Maya llorando a gritos. Se apresuró a tomarla en brazos de una niñera que había contratado de último momento, y se compadeció de su sobrina al ver sus ojos enrojecidos.
Maya tenía 8 meses, Ethan recostó su carita a su pecho y comenzó a caminar con ella. Quizás el llanto excesivo la adormiló enseguida, porque no demoró más de cinco minutos para tenerla dormida en sus brazos.
Ethan no pudo dejar de mirarla todo el tiempo y luego pasó un trago duro cuando se dio cuenta del parecido que tenía ella con Briana, la hermana de la esposa de su hermano, y su respiración incluso se agitó.
Parecían dos copias, incluso saber que se la encontraría en unos minutos en la sala velatoria, le hacía perder la paciencia.
Dejó a Maya con su cuidadora de nuevo, y después de comprobar que ella estaba completamente dormida salió para ver a un montón de gente llenando el salón por completo.
Y fue como un imán cuando sus ojos se posaron en ella.
Briana era de esas mujeres que era imposible no quedársela viendo. Siempre le había trastocado su tez rubia, y ojos azules, su figura esbelta, y esa sencillez que se destacaba incluso en su mirada.
Su vestido negro solo la hacía destacar entre los demás, y su cuerpo entró en tensión cuando la recorrió con la mirada.
Sin embargo, Ethan sabía que no todo en ella era como se veía, porque él mismo había probado de la arrogancia de esa mujer, y sobre todo en su desprecio.
Lo único que Briana no sabía, es que eso solo lo había hecho querer des cobrarse con ella y buscar la oportunidad perfecta, para hacerle lo mismo, que ella le había hecho a él.
Rechazarlo.
Recorrió el cuerpo con su mirada de nuevo y se adelantó hacia ella, que estaba en el ataúd de su hermana con lágrimas en sus mejillas.
—Es mejor que no finjas… Claire nos dejó muy claro que tú no la querías… —Briana levantó la mirada furiosa hacia él y negó.
—Déjame… es mi hermana, ¡por amor a Dios…!
—Solo quiero decirte que nadie come tu conmiseración… así que ahórratelo.
Ethan estaba por darse la vuelta cuando ella pidió.
—¿Dónde está Maya? Me necesita… —él apretó los puños y se giró hacia ella.
—Está conmigo… y por supuesto que no te necesita…
—¿Qué? —ella casi gritó y el salón se quedó en silencio.
Ethan tomó su brazo con fuerza para halarla y sacarla de la sala velatoria, y luego caminó con ella hasta salir a la zona de aire libre.
—¿Estás loca? ¡Ni siquiera respetas a tu hermana! —Briana sentía la desesperación en su cuerpo, pero era entendible que su propia hermana había puesto a todos en su contra.
De todas formas, ella no iba a perder el tiempo explicándoles a las personas de que se trataba su rabia, y lo único por lo que estaba aquí, era por Maya.
A pesar de su mala relación con Claire, había tenido un apego increíble desde que Maya nació, y sobre todo cuando fue evidente su parecido, y Claire se desquitaba con su sobrina.
Había encontrado la forma de estar cerca de Maya, e incluso su acercamiento, había aliviado el estrés que su hermana había despertado desde que se había convertido en madre.
—Escucha… —Briana intentó lidiar—. Vine por mi sobrina…
Ethan tuvo que soltar un bufido.
—¿Y qué se supone que quieres?
—A ella, por supuesto…
Ethan desapareció su burla y se acercó lo suficiente, tanto que Briana tuvo que retroceder algunos pasos.
—Yo soy el representante legal de Maya… sus propios padres me dieron ese derecho…
Briana sintió que se moría con esa información y casi gritó.
—¡Ni siquiera puedes cuidar de ti mismo! Además… ¿Qué ejemplo podrías ser para ella? Eres un mujeriego… un engreído y un…
Ethan acortó la distancia, y pegó el cuerpo de Briana contra la pared, acorralándolo con el suyo y cortando con sus palabras.
—¿Qué más? —Briana miró su boca muy cerca de la suya, y solo pudo quedarse callada.
No podía negar que siempre se había sentido atraída por Ethan, además, quien en sus cinco sentidos no podía hacerlo. Él podía hacer enloquecer a cualquier mujer, y por ello, se alejaba todo lo que pudiera, manteniendo la razón en ella.
—Ethan…
—¿Ahora soy Ethan? —Briana reprimió sus ojos y negó.
—Maya me necesita… no seas cruel. Acaba de perder a sus padres… ¿Puedes entenderlo?
Por un momento, la muerte de su hermano, compungió a un Ethan irracional y se apartó de ella en el momento.
—Sígueme… —la hizo caminar detrás de él y la metió a aquella habitación donde estaba su sobrina Maya.
Y nada más Briana la vio en la cuna, dormida y con lágrimas en sus mejillas, no pudo sostener un sollozo que se le escapó de la boca.
—¡Oh, mi pequeña…! Lo siento tanto…
Ethan miró todo desde atrás. La muerte de su hermano le había dolido como nunca, no podía negarlo, sin embargo, debía aceptar que no eran muy cercanos, y que por más cruel que sonara, Claire ahora debería estar en paz cuando su matrimonio había sido un verdadero desastre.
Él se quedó mirando largamente a Briana, y aquí vino de nuevo la ola de deseo que siempre se apoderó de él cuando la tenía cerca, incluso en esta circunstancia, y viéndola tan frágil a lado de su sobrina, Ethan solo pudo pensar una cosa, por muy despiadado que sonara.
Por fin había encontrado la oportunidad ideal para llegar a ella. Haría una jugada perfecta, y luego la humillaría, de la forma en que una vez ella, lo hizo con él…
Briana colocó los lonches de sus hijos y luego metió sus mochilas en la parte de atrás de su camioneta, para colocar la mano en su boca y llamar a los chicos.—¡Chicos, se hace tarde…!Maya, de seis años, dejó la mitad de su jugo en la mesa y luego toqueteó el hombro de su hermano.—Déjalo por la mitad… si no, mamá enloquecerá…Madox le dio otra mordida a su sándwich y se limpió la boca con el dorso de su mano, entre tanto fueron a abrazar a su nana que se limpiaba las manos en el delantal y les deseaba un feliz día con una sonrisa.Ethan había estado ausente por dos días en que fue a firmar un negocio familiar, y se esperaba que llegara tu hoy por la tarde. Pero en el caso de Briana, ella nunca había dejado de trabajar como maestra de escuela de primaria, y ahora sus hijos, a pesar de su fortuna, estudiaban en el colegio que ella enseñaba.Todo se hacía más fácil por las mañanas de esa forma, y podía llevar a sus hijos como siempre lo soñó.—Cinturones… —Maya se lo puso a Madox y lue
Ethan tomó las curvas con precaución, y después de que llegó a una de las últimas vueltas, afincó más su acelerador.No podía negarlo, le dolían las piernas y parte de su espalda, pero la adrenalina que sentía en sus venas era mucho mayor ahora, que cualquier queja. Habían pasado cuatro meses desde la primera vez que se subió de nuevo a su Ferrari y comenzó a darlo todo por la copa, una sonrisa se dibujó en su boca, sabiendo que, por casualidades de la vida, este año la última carrera, cerraba en Canadá.Pudo escuchar a su entrenador deportivo por los cables en su oreja, mientras él, junto a su mayor rival del equipo contrario, estaban distanciados del pelotón. Y ambos, de cierta forma, adelantaba al otro cuando la oportunidad se daba.Vio la bandera que indicó las últimas cinco vueltas, y su corazón comenzó a latir a desmedida.Nadie lo sabía excepto Briana y él. Esta sería su despedida a las pistas, y quería cerrar de una mejor manera.Ethan no sabía por qué el recuerdo de su último
—Hola… hola… ¿Cómo amanece mi príncipe? —Briana sonrió ampliamente hacia Ethan recibiendo su beso de buenos días, y luego le dio un beso en la mejilla a su bebé Madox, que tenía apenas ocho días de nacido.—Es un dormilón… —Ethan bajó un poco para darle un beso su cabecita también, y luego se asomó a la amplia cama, donde Maya, de casi dos años, estaba explayada aun durmiendo.—Su hermana no se queda atrás… ¿Cómo te sientes cariño? —Briana hizo un puchero.—Un poco cansada… pero las nanas me han ayudado mucho, son especiales.—Qué bueno escucharlo… Hoy, cuando me levanté, todos ustedes estaban profundos…Briana lo vio moverse con agilidad en su ropa deportiva, porque era de costumbre para Ethan ejercitarse todos los días muy temprano como si fuera sagrado.Estaban a solo dos meses de comenzar la copa y Ethan tenía una expectativa muy alta de acuerdo a su carrera.Y él la estaba esperándolo con ansias. Como si de cierta forma esta fuese su oportunidad para reivindicarse con su público,
—Señor Crawford… señorita Hansen… después de una semana, tenemos la recreación de los sucesos, en unos minutos, unos agentes vendrán a la oficina, y comenzaremos con el protocolo.Ethan asintió a su abogado, y luego tomó la mano de Briana para tranquilizarla y esperó que el abogado saliera unos minutos dejándolos solos.—Pase lo que pase, esto no afectará nada en nosotros, ¿de acuerdo? —Briana asintió lento y luego pasó un trago pesado.Había estado un poco estresada por el tema sobre conocer los hechos, pero Ethan tenía razón, ahora ninguno de los dos, podía dejar que nada de su alrededor los pudiera afectar.Pasaron al menos diez minutos para que fuesen pasados a otra sala, y los recibió un inspector general que comenzó a detallar varios puntos antes de comenzar.—Quiero recordarles que es lo más cercano ante toda la investigación… ya saben, solo ellos se llevaron la verdad absoluta.—Lo sabemos… —Ethan respondió serio.—Bien… —el inspector encendió una pantalla y comenzó.Día del a
Habían pasado dos meses después del accidente, y Briana puso el pastel en el jardín, mientras Maya se quedaba de pie entretenida con sus enormes globos de cumpleaños.Ethan aplaudió y Briana comenzó a cantar, entre tanto Maya se movía al ritmo de la canción, y sonreía feliz.—¡Feliz cumpleaños, hija! —dijeron ambos al unísono, y fue Briana quien le untó dulce del pastel en la nariz de Maya.—¡Años…! —Maya repitió y ellos rieron.—Así es… di uno…—¡Uno…! —Ethan besó a su hija muchas veces recostándose en la grama, y esperó a que Briana cortara el pastel.—Dinos Maya… ¿A quién amas más? ¿A Bri o a papá…? —él señaló y Maya se los quedó mirando, pero fue Briana quien le dio con el codo para que no le hiciera esas preguntas.—Ella no debe elegir… además…—Ma… má… —A Briana se le cortó el aliento y fue imposible para ella no sentir que algo estallaba en miles de partículas en su pecho cuando Maya expresó.—Ethan… ¿Has escuchado? —Maya sonreía mirando a Ethan y él se puso serio.—¿Qué cosa?
Briana se removió un poco, y luego abrió los ojos para ver el rostro de Ethan pasible a su lado. Miró hacia abajo y descubrió su desnudes cubierta en una sábana y su piel se erizó al instante.Tenía unas ganas tremendas de levantarse, pero, en cambio, sintió el brazo de Ethan rodear su cuerpo, y ella se metió en sus costillas pegando su boca en la piel para dar un beso corto.—Buenos días a mi chica linda, que me alegra la vida… —Briana sonrió con sus mejillas rojas, y luego alzó la mirada hacia él.Ethan le dio un beso corto en su nariz y luego sonrió también.—Qué linda te ves…—Gracias, buenos días para mi chico también… —Ethan bajó más su rostro para darle un beso en los labios, mientras Briana lo recibió.—¿Cuándo seré tu vida? ¿Tu cariño? Tu amor…Los ojos de Briana lo miraron, mientras el fuego recorría cada parte de su piel.—Pronto… cariño… —Ethan sonrió de medio lado y profundizó el abrazo mientras sus piernas se enroscaron, sin embargo, sus caricias aumentaron y la pasión s
Último capítulo