CAPÍTULO 5 – Juzgado.

Briana escuchó cuando Mathew soltó el aire y rascó sus ojos.

Ella había pasado una noche de perros, y literalmente había llegado a altas horas de a su casa para pedirle este favor, en que solo él podía ayudarla.

Mat no había tomado la noticia de buena manera. El que un hombre como Ethan la llevara a un juzgado con todas las de ganar era más complejo, además porque él le advirtió que ella solo le motivara, más no amenazara con respecto a Maya, y dejándose llevar, había metido la pata.

—Mat… estoy tan nerviosa…

—Deberías estarlo… hoy pueden incluso no dejarte ver a la niña nunca más… ¿Por qué nunca me haces caso?

Briana sintió un dolor en el pecho, mientras su boca tembló.

—Se supone que me das esperanzas… se supone que…

Mat se giró como si estuviera enojado y le dijo.

—Se suponía que no ibas a amenazarlo, Briana… ¿Qué fue lo que te dije? Te lo advertí… —el abogado estaba sermoneando a Briana con intensidad, cuando Ethan entró al lugar con dos hombres a sus espaldas, y posicionó sus ojos en ella.

Él notó como este hombre junto a ella colocaba las manos en sus brazos y parecían tener una acalorada discusión, pero cuando ella bajó la cabeza, y la mano del hombre alzó su barbilla, algo se contrajo en sus entrañas.

Carraspeó rudamente, y Briana llevó sus ojos a él para que de inmediato su cuerpo se contrajera.

Los hicieron pasar a una sala amplia, y en cuanto se sentaron, quedaron de frente con el juez de por medio.

—No entiendo cuál es la causal… —el juez leía los documentos sin mirar a ninguno y un abogado de Ethan intervino, mientras él no le quitaba la mirada a Briana que susurraba con su abogado.

—Señor, nuestro cliente solo necesita que la señorita Hansen deje de presionarlo con la bebé, al que su hermano le dejó la custodia absoluta…

—¿Qué? ¿Presionarlo? —Briana se levantó—. No lo presiono… yo… —Mat se apresuró a tomarle el brazo y sentarla.

—¿Qué haces? No puedes interrumpir… —masculló por lo bajo, mientras Ethan solo veía la mano que tomaba a Briana.

—Por favor, continúe… —indicó el juez al abogado de Ethan.

—Si… decía que mi cliente tiene la custodia total de Maya Crawford, e incluso permitió a su tía, que es la señorita presente, verla, pero ella solo ha querido tener conflictos con mi cliente, hasta el punto de meterse en su vida privada.

—¿Qué? —Briana volvió a expresar, mientras el juez se rascó la cabeza mirándola.

—Señorita Hansen… ¿Sabe usted que su abogado es el único que puede hablar aquí…?

Ella notó como Ethan sonreía mirándola y una oleada de rabia golpeó su rostro.

—Señor… amo a esa niña… ella… por favor… este hombre ni siquiera se puede cuidar solo. Le pido, estudie este derecho que dejo un hombre que… tampoco sabía cómo cuidar de una bebé…

El rostro de Ethan se puso serio y su ceño se frunció.

—Señorita Hansen, está retrasando nuestra sesión…

—Briana… —Mat de nuevo trató de calmarla, pero Briana estaba decidida.

—Exijo que una entidad de protección de niños revise esta custodia… su señoría, ¿Qué ejemplo puede dar este hombre a una bebé cuando cambia de amantes todas las semanas? ¡Es absurdo!

—¿Qué? —Ethan se levantó enojado—. Tú no me conoces… además, tengo los medios para criarla, ella solo se enojará si la dejo a la deriva contigo… y ¿Qué piensas? ¿La criarás con este abogado amigo tuyo?

Briana abrió los ojos ante la irritación,

—Eres un…

—¿Qué? —Ethan se acercó a ella, y luego el juez levantó la voz.

—¡Ok, se acabó…! —el hombre se puso de pie, y sacudió sus manos—. Terminamos aquí… no siguieron las pautas, ustedes están locos y solo creo que esta chica está en peligro en cualquiera de las dos manos.

Briana se giró al juez, y negó.

—No… yo la cuidaría con mi vida.

—Tengo la custodia legal… —afirmó Ethan, mientras sus abogados trataron de calmarlo.

—Tengo un veredicto… sin siquiera pensarlo, si ustedes dos no se comportan con esta bebé, abriré un juicio y pediré a una entidad que se encargue de ella.

Ethan se sintió helado mientras Briana tembló.

Ella prefería ver llorar a Maya en manos de Ethan que un extraño cuidara de ella.

—No…

—Entonces… arreglen sus diferencias por el bien de esta chica, y esta custodia sigue perteneciendo a quien se asignó. ¡Qué pérdida de tiempo!

El juez salió con los oficiales, y luego les pidieron a todos abandonar el recinto.

Briana iba con el corazón que se le salía del pecho ante la preocupación, y aunque no quería rogarle a este hombre engreído, ella lo siguió.

—¡Ethan…! —él se giró para mirarla con descaro.

Briana llevaba un vestido corto y el pelo suelto, muy rara vez la veía tan fresca y no podía evitar devorarla con la mirada. Sin embargo, su obstinación lo ponía de mal humor.

—¿Estás contenta? Casi haces que Maya vaya a uno de esos lugares, que sabes muy bien, no es lo mejor para ella.

—No quise eso… yo… solo quiero estar cerca de ella… quiero cuidarla. Ella me necesita, Ethan, por favor, entiéndelo.

Ethan tomó una aspiración rápida, estaba a punto de conciliar con ella, cuando notó a este hombre de nuevo tocar su brazo y hablarle con confianza, mientras su ceño se profundizó.

—Cariño… debo irme, por favor llámame si necesitas algo… —él le dijo por lo bajo y a Ethan le dieron ganas de torcerle el cuello—. Por favor… no te metas en problemas, sé que la quieres, pero piensa en ti también.

Los ojos de Ethan se encontraron con este hombre, y luego Mat salió mientras Briana se abrazó a sí misma.

—Por cierto, Briana… mi propuesta no ha cambiado… así que piensa rápido, y te daré tres días para que decidas.

—Ethan…

—Si quieres estar con Maya, deberás modificar tu rutina, adaptarte a la mía y de Maya… podemos negociar, pero lo único que no cambiará, es que debes irte a mi casa a vivir bajo mi techo, si o si…

Ethan la miró largamente, le puso el dedo en la nariz como una caricia, y luego se giró para irse repitiendo:

—Tres días…

Y Brianna solo pudo apretar sus dientes, pensando que, en estas instancias, haría lo que fuera para poder estar cerca de Maya.

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