Isabelle llegó a *Maison Blanche* con el corazón acelerado y una sonrisa que no intentaba ocultar. El salón de pruebas, decorado con espejos dorados y cortinas de terciopelo marfil, la recibió con la elegancia que James había prometido.
Camille y Lucie ya la esperaban, sentadas en un diván frente al gran espejo. Al verla entrar, ambas se levantaron con emoción.
—¡Por fin! —exclamó Camille—. Hoy elegimos el vestido.
Lucie la abrazó con fuerza, luego la miró con una sonrisa cómplice.
—No traías esa sonrisa cuando elegiste tu vestido para casarte con Noah.
Isabelle se quedó quieta un segundo, luego respondió con sinceridad.
—Es que para ese entonces… ya me había enamorado de James. Y no podía evitar sentirme mal al saber que no sería él quién estaría esperándome en el altar.
Camille le tomó la mano con suavidad.
—Esta vez, sí lo estará.
Un empleado se acercó con una carpeta de diseños y una sonrisa profesional.
—El señor Moore mandó a traer una selección exclusiva. To