La cena había comenzado sin Camille. Había decidido salir, quizás intuyendo que lo que se serviría esa noche no estaría en los platos.
Beatrice conversaba con Gregory sobre una exposición de arte que ambos habían visitado años atrás. James, como siempre, parecía más interesado en su tablet que en la conversación. Noah e Isabelle estaban sentados juntos, en silencio.
Noah se inclinó apenas hacia ella, su voz apenas un susurro.
—Tu padre no va a tener piedad de mi cuando te vea.
Isabelle no lo miró. Solo respondió con calma.
—No seas dramático.
Pero justo entonces, la puerta se abrió.
Jonathan entró con paso firme, saludando primero a Beatrice y Gregory con una sonrisa cortés.
—Buenas noches, Beatrice. Gregory.
Luego alzó la mano hacia James, que respondió con un leve asentimiento sin levantar la vista.
Finalmente, Jonathan se acercó a Noah, lo miró con frialdad y le tendió la mano.
—Noah.
—Jonathan —respondió Noah, estrechando la mano con cautela.
Jonathan se