El amanecer apenas había comenzado a pintar de dorado los ventanales cuando James recibió el mensaje en su teléfono. No tenía remitente visible, pero el contenido era claro:
> *“Informe completo. Archivos cifrados. Contraseña: Lucan.”*
James frunció el ceño. Lucan era un nombre que nadie, salvo unas pocas personas de su círculo más íntimo, conocía. Lo introdujo en el archivo adjunto y comenzó a leer.
Movimientos bancarios. Reuniones privadas en hoteles donde no había registro oficial de reservas. Llamadas internacionales a un número en París que estaba bajo investigación por manipulación de información corporativa.
Y ahí estaba: **Jonathan Hartley** había tenido un encuentro privado con Astrid en las últimas ocho semanas, la reunión de la noche en el invernadero.
James retrocedió en el asiento. No había pruebas explícitas del contenido de esas reuniones, pero el patrón era suficiente para confirmar lo que Astrid había insinuado. Jonathan no había sido un espectador. Había mo