Mansión Moore – Medianoche

El comedor seguía encendido, aunque la cena se había enfriado. Isabelle y Camille acababan de regresar del muelle; las gemelas conversaban en voz baja con James.

La puerta principal se abrió con un golpe seco. Noah entró, aún con el abrigo puesto, y cruzó el salón con pasos rápidos. Todos lo miraron.

Se detuvo frente a Isabelle, sacando la bolsa con el pañuelo y dejándola sobre la mesa.

—Dime que no estuviste cerca del coche de Celeste.

Isabelle lo miró, desconcertada.

—Noah, yo… —empezó, pero su voz se quebró.

James frunció el ceño, mirando el contenido de la bolsa.

—¿Qué es esto?

—Estaba en su asiento —dijo Noah, sin apartar los ojos de Isabelle—. Justo antes de que los frenos fallaran.

Camille se levantó, poniéndose entre ambos.

—Eso no prueba nada, Noah.

Pero el silencio que siguió fue espeso. Sophie y Miranda intercambiaron una mirada, disfrutando en silencio del caos.

James se mantuvo quieto, pero la tensión en su mandíbula er