Davian Taleyah
Desperté con su cuerpo enredado al mío, tibio, suave, perfecto. La luz del amanecer apenas se filtraba por las gruesas cortinas de mi habitación, dándole a todo un tono dorado y tenue. Mis ojos tardaron unos segundos en enfocarse… hasta que los abrí del todo y me encontré con ella.
Julienne.
Desnuda, dormida profundamente, aferrada a mí como si me necesitara para seguir respirando. Su cabeza reposaba sobre mi pecho, justo donde los tatuajes oscuros se curvaban alrededor de mi clavícula, y una de sus piernas se entrelazaba con la mía bajo las sábanas. Mi brazo la rodeaba por la cintura, cubriéndola instintivamente incluso mientras dormía.
Era real.
No era un sueño.
Anoche… la hice mía.
Me quedé inmóvil durante varios minutos, observándola en silencio. Cada respiración suya era un bálsamo para mi alma, cada suspiro una oración silenciosa que no sabía que había estado esperando oír. El nudo en mi pecho se aflojó lentamente, como si por fin pudiera respirar sin que me do