CLARIS:
Miraba a Clara sentada en mi cama, abrazada a sus rodillas, sin decirme nada. Había dormido en su camarote con Fenris, al igual que yo con Kieran. Ambas no teníamos idea de nada, pero una cosa sí sentíamos: amábamos a esos hombres sin entender el motivo. Lo otro era que no estábamos asustadas porque éramos lobas y estábamos embarazadas de ellos.
—¿Me vas a decir qué te pasa o no? ¿Cómo te sientes? —pregunté, preocupada. Toda su vida había estado enferma, aunque ahora se veía radiante. —Estoy bien, Claris, nunca me he sentido mejor, y no solo eso. Soy tan feliz que tengo miedo de estar soñando —contestó al fin—. Pero también estoy asustada porque Fenris parece rechazarme. —Clara, recuerda que estuviste enferma mucho tiempo. El señor Fenris parece el más