KIERAN:
Asentí, con la mandíbula tensándose ante el peso de una verdad que aún no lograba comprender por completo. Era un excelente doctor, muy sabio; si había alguien que podía aclarar mis dudas, era él.
—Sí, Gael —susurré para que solo él me escuchara—. Y fue como si fuera la primera vez. Mi primo me observó sorprendido, y pude notar en él esa mezcla habitual de asombro y análisis que siempre lo caracterizaba. Se cruzó de brazos y murmuró algo incomprensible antes de hablar en voz alta. —Eso no tiene sentido. Tú ya tienes historia con ella. Claris ha sido tu Luna, la madre de tus gemelos. ¿Estás diciendo que…? —Se detuvo al ver a su primo asentir. —Que era virgen —interrumpí, en un tono bajo, como si decirlo en voz alta me resultara aún m&aa