KIERAN:
Al escuchar el grito desgarrador de mi Luna, giré la cabeza con un instinto que nació del pecho y se extendió por todo mi ser. Lo que vi me dejó paralizado, como si el tiempo se hubiera congelado a mi alrededor. Mis gemelos, tan pequeños y valientes, habían escapado del refugio seguro y acudido al llamado de Claris, guiados por un vínculo profundo que ni siquiera la guerra podía romper. Pero lo que realmente me llenó de asombro y temor fue lo que vi en ella: desde el vientre de mi Luna emergía la forma luminosa del cachorro todavía en su interior, su energía trazando un puente entre vida y eternidad, una fuerza pura y sin mancha.
Crimsonox lo vio también, y su risa resonó cruel en medio del caos. El aire alrededor tembló con su poderosa carcajada, intoxicada de maldad. Lo supe entonces, como un instinto arraigado en mi alma: quería reclamarlos, qu