🌹 El Ejército de un León 🌹
El sol de la Toscana se filtraba por los ventanales de la nueva mansión. La luz bañaba los mármoles blancos y los cortinajes de terciopelo, llenando todo de una calidez tranquila, casi irreal para quienes habían vivido años de sangre y guerra.
En la sala privada, Greco estaba sentado en un sillón amplio, con los gemelos en brazos.
Victoria —la niña— tenía los ojos azul acero de su padre y el cabello castaño oscuro, ya con suaves rizos que recordaban a Arianna. Ella reía, balbuceaba y estiraba sus manitas hacia la barba de Greco, intentando jalarla con la fuerza inocente de un bebé.
Ramsés —el niño— era distinto: su mirada era serena, profunda, de un gris verdoso idéntico al de su madre. Ya intentaba ponerse de pie sobre las rodillas de su padre, apoyándose con pequeños manotazos, mostrando esa inquietud que parecía herencia del carácter leonino.
Greco los sostenía con cuidado, pero con esa fuerza natural que lo hacía parecer invencible. Sus labios se curva