C55: Tal vez tú has oído hablar de mí.
Al amanecer del día siguiente, Askeladd retomó la búsqueda en el mismo lugar donde las lobas habían desaparecido junto con sus cachorros. Aún no había señales claras de ellas, pero los rastreadores no se detuvieron. Se dedicaron a seguir cada posible sendero, examinando huellas que empezaban a aparecer, olores y fragmentos de pistas que poco a poco los llevaron a internarse más allá de los alrededores conocidos.
Cada paso los alejaba de la zona inicial, hasta que finalmente llegaron a los límites del reino. La persecución los obligó a cruzar por completo la frontera de Sterulia, internándose en tierras que ya no pertenecían al dominio del Rey. Fue allí donde comenzaron a encontrar rastros inquietantes: prendas tiradas entre la maleza, jirones de tela desgarrados, trozos de vestimenta que yacían dispersos como testigos mudos de lo ocurrido.
Al examinar con más atención, comprendieron que no toda la ropa correspondía a una misma persona, sino que eran vestigios de varias. Algunas prenda