Capítulo 34. Dos hombres. Una mujer
Eve llegó al apartamento antes de que se cayera la noche. Los hombres de seguridad de Alex y Marcus estaban allí, lo que no esperó fue verlo a él. Revisaban las cámaras desde un teléfono.
Uno de los guardias la saludó con una inclinación de cabeza, pero ella no respondió. Se quedó quieta, con los brazos cruzados, sin emitir una sola palabra, observando.
En las imágenes se veía claramente: un hombre, disfrazado con un uniforme de conserje, entraba al edificio con un carrito de limpieza. Nadie lo detuvo. Accedió al ascensor, subió… y salió justo en el piso de ellas.
— Entró directamente al apartamento. Sin forzar la puerta — dijo uno de los hombres—. Sabía el código.
Alex frunció el ceño.
— ¿Y solo se llevó el celular?
— Eso parece. Nada más.
Alex exhaló.
— De acuerdo, me haré cargo.
Cuando los hombres de seguridad se retiraron y quedaron solos, Alex se giró hacia ella.
— Empaca lo necesario. Te vas conmigo.
Eve lo miró como si hubiese perdido la cabeza.
— No iré a ningún lado. No tienes