Capítulo 61. Anillo, bebés en camino y un camino hacia la felicidad
Semanas después…
El atardecer bañaba el cielo de tonos dorados y rosados, fundiéndose con la brisa tibia que llegaba desde el jardín trasero de la casa. La ciudad quedaba lejos. Esa noche no existía más que ese instante: la mesa servida bajo guirnaldas de luces, la risa de Camila corriendo descalza sobre el césped, y el corazón liviano de una familia que por fin respiraba en paz.
Sofía, con un vestido blanco de algodón que le caía suavemente sobre los hombros, miraba a su hija reír junto a Alex, que hacía trucos con las cartas mientras Eve servía limonada en vasos altos. Todo era armonía.
Marcus apareció desde la cocina, con una botella de vino para enfrían en el jardin y una sonrisa que no podía ocultar. Sus ojos encontraron a Sofía, y se detuvieron en ella como si cada paso dado valiera solo por volver a verla feliz. Luego cada uno volvió a lo suyo en aquella preciosa tarde.
— Últimamente… noto un brillo extraño en tu mirada — le dijo Sofía a Eve.
Su amiga dejó las bebidas sobre la