Capitulo 35. Una aliada para Sofía
La lluvia seguía golpeando con suavidad los ventanales cuando Eve entró en la habitación del chalet, aún empapada, con el corazón latiéndole con fuerza por todo lo ocurrido.
El lugar era elegante y sobrio, decorado con madera oscura, cálido, amplio… y demasiado íntimo. Se quedó de pie unos segundos, sin saber si quitarse los zapatos o correr de vuelta a la tormenta.
— En el baño hay toallas limpias y un secador — le dijo Alex apenas cerró la puerta.
Pero Eve tan solo se detuvo una fracción de segundo, lo miró por encima del hombro y continuó. Sobre la cama, abrió su pequeña maleta con lo que había empacado, y al darse cuenta que no llevó lo necesario, gruñó.
— Perfecto, ni pijama, ni cepillo, ni una mald¡ta goma para el cabello.
Hizo una mueca de frustración, se pasó las manos por el rostro y se dejó caer sobre la orilla del colchón. No se dio cuenta de que Alex estaba apoyado en el marco de la puerta, observándola.
Minutos después, un golpecito en la madera la hizo alzar la cabeza.
Er