Auren

La luz del atardecer se filtraba por los ventanales de la biblioteca, proyectando sombras alargadas sobre los antiguos volúmenes. Me encontraba sola entre estanterías, buscando respuestas en textos que probablemente no las contenían. El silencio pesaba tanto como mis pensamientos.

Había pasado toda mi vida aprendiendo a no confiar en nadie. La desconfianza era mi armadura, mi escudo contra un mundo que nunca me había querido realmente. Pero ahora, en medio de conspiraciones y traiciones, la única persona en quien sentía que podía apoyarme era precisamente quien debería ser mi enemigo.

Kael.

El sonido de pasos firmes interrumpió mis cavilaciones. No necesité girarme para saber que era él. Su presencia alteraba el aire de cualquier habitación.

—Pensé que te encontraría aquí —dijo, cerrando la puerta tras de sí—. Siempre buscas refugio entre libros cuando algo te preocupa.

Me sorprendió que hubiera notado ese hábito mío. ¿Desde cuándo me observaba con tanta atención?

—Los libros no