Auren
El amanecer llegó con un resplandor diferente, como si el sol mismo supiera que algo había cambiado en nuestro mundo. Desde la ventana de la torre este, contemplaba los primeros rayos iluminando las piedras ennegrecidas por el fuego, los andamios que se alzaban como esqueletos contra el cielo y las personas que ya se movían como hormigas laboriosas entre los escombros.
Tres meses habían pasado desde la batalla final. Tres meses desde que la sangre había dejado de correr y las cenizas habían comenzado a asentarse. Tres meses en los que cada día traía consigo el peso de decisiones que jamás pensé que tendría que tomar.
—Auren.
La voz de Kael me arrancó de mis pensamientos. Se acercó por detrás, sus pasos firmes pero silenciosos sobre la piedra, una costumbre que conservaba de sus días como comandante. Sus brazos me rodearon y su barbilla descansó sobre mi cabeza. Juntos observamos el reino que intentábamos reconstruir.
—Los arquitectos han terminado los planos para el nuevo ala oe