Capítulo 86.
POV Valeria
El viaje fue largo, interminable. Cada minuto que pasábamos en carretera, cada paso en los aeropuertos pequeños donde no pedían demasiadas preguntas, sentía que alguien nos seguía, que en cualquier momento Armando aparecería para detenerme. El peso de la decisión me aplastaba el pecho, pero no había vuelta atrás. No podía.
Llegamos a Italia una tarde gris, cuando el cielo estaba cubierto de nubes pesadas y el mar rugía a lo lejos. El pequeño pueblo costero, escondido en las faldas de Nápoles, parecía detenido en el tiempo. Calles empedradas, casas pintadas en tonos pastel y el aroma de pan fresco escapando de las panaderías.
Parecía un lugar seguro. Parecía otro mundo.
Con el dinero que había traído en efectivo, alquilé una casa modesta en una calle tranquila, rodeada de buganvilias que caían como cascadas sobre las paredes. Tenía dos habitaciones, un pequeño salón con muebles antiguos y un balcón desde el que se veía el mar. No era una mansión, no tenía lujos… pero era nu