Los pasos de Alina resonaban rápidos en el pasillo del apartamento. Contuvo la respiración al entrar en el ascensor, intentando expulsar la culpa que, en silencio, devoraba su mente. Sin embargo, su determinación ya estaba tomada. No habría más compromisos con Zack.

Mientras tanto, en el apartamento de Alina, Zack seguía de pie, inmóvil. Las palabras de Alina giraban una y otra vez en su cabeza, hiriéndolo más de lo que imaginaba. «Sé lo que es mejor para mi vida.» Aquella frase era como un muro sólido que los separaba.

Con un gesto brusco, Zack tomó su chaqueta aún húmeda y se dirigió al baño. El agua fría le golpeó el rostro, pero no logró apagar el fuego que ardía en su pecho. Se miró en el espejo, viendo a un hombre con la mirada cargada de peso y sospechas.

—Si crees que me quedaré de brazos cruzados, Alina… te equivocas —murmuró en voz baja.

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En la oficina, Alina llegó antes que nadie. Su paso era firme al entrar en la sala, aunque sus ojos reflejaban cansancio. Algunos emplead