Capítulo 28. Una noche que invita a la tormenta.
—¡Mi vida no es asunto tuyo! —exclamó Alina con dureza, apartando bruscamente la mano del hombre de chaqueta negra que le bloqueaba el paso. Su respiración estaba agitada, una mezcla de enojo y hastío. No le importaba que aquel hombre dijera ser enviado por Zack.
Sus pasos eran rápidos, los tacones golpeando el suelo del aparcamiento silencioso. Sin embargo, otro sonido de pisadas resonó detrás de ella. El hombre no se daba por vencido.
—Señorita, si se marcha sola, es muy peligroso —dijo, esta vez elevando un poco el tono.
Alina giró levemente la cabeza, sus ojos destellando.
—¡Tu jefe no tiene derecho a controlarme! ¡Así que suéltame de una vez!
El hombre volvió a intentar sujetarle la muñeca, pero Alina la sacudió con fuerza hasta liberarse. Su pecho subía y bajaba, no por miedo, sino por ira. Sin querer prolongar la discusión, se dirigió directamente a su coche. Cerró la puerta de un golpe, el motor rugió y el vehículo salió disparado del aparcamiento.
Detrás, el enviado sacó su t