Capítulo 31. El señor Aaron está celoso.
Tras la partida de Zack del apartamento, el silencio solo duró unos minutos antes de que el timbre sonara repetidamente, rompiendo la calma.
Alina se apresuró hacia la puerta, con el corazón latiéndole con fuerza. Sabía perfectamente quién estaba al otro lado… y no quería provocar aún más su ira. En cuanto abrió, allí estaba el señor Aaron, con el rostro adusto, la mandíbula apretada y la mirada tan afilada que parecía querer despellejarla.
Sin pronunciar palabra, Aaron entró. Sus pasos se mantuvieron a la par de los de Alina, pero la tensión que desprendía hacía que el aire se volviera sofocante.
—¿De dónde vienes? —preguntó con frialdad, clavando sus ojos en los de Alina.
—Yo…
—¡Sé que vienes del club! —la interrumpió, al tiempo que le agarraba de pronto el cabello, obligándola a levantar el rostro—. ¡Responde, Alina!
—Y-yo… —gimió Alina, encogiéndose de dolor. Sus ojos se enrojecieron; su expresión dejaba claro que no podía ocultar la verdad.
—¡Cómo te atreves a apagar deliberadame