Capítulo 18. El juego del señor Aaron.
Alina se quedó inmóvil unos segundos después de que la puerta se cerrara. Su respiración era pesada, los dedos le temblaban sobre la mesa. Las palabras de Zack se habían clavado como un puñal, no solo por aquella acusación, sino por la mirada que ya no era la misma.
Cogió el teléfono de la mesa, abrió la lista de contactos, pero se detuvo antes de marcar un número. Miró fijamente la pantalla vacía durante mucho tiempo, como si esperara que la respuesta surgiera por sí sola.
—Zack, si supieras… Ese hombre mayor es muy astuto. Nos enfrentamos a un criminal de alto nivel. No es fácil destruirlo —murmuró Alina en voz baja.
Si su misión tenía éxito, todo sería hermoso. Pero si fracasaban y el señor Aaron descubría los pasos de Alina, aquello sería sumamente peligroso.
Mientras tanto, Zack avanzaba con paso rápido por el pasillo de la oficina, su andar pesado pero lleno de determinación. Algunos empleados que se cruzaban con él inclinaban la cabeza en señal de respeto, pero él no les presta