CAPITULO 1 : EL ALBA DEL PRIMER DIA
El viento llevaba el sabor de polvo y hambre cuando Carlos abrió los ojos. La manada dormía en un círculo cerrado, los cuerpos entrelazados para mantener el calor, pero él estaba en el borde — siempre en el borde. Su pelaje gris azulado brillaba con el rocío matutino, y sus ojos amarillos escaneando el campamento con duda.
"Otra noche sin cazar," susurró Luna, su hermana menor, acercándose con pelaje blanco como la nieve. Sus ojos negros estaban llenos de miedo. "Garra dice que es culpa de los jóvenes — que no tenemos fuerza suficiente."
Carlos miró hacia el centro del círculo, donde Garra yacía al lado de Tormenta, la alfa de la manada. Garra era grande, con pelaje marrón oscuro y una pata izquierda coja por una batalla pasada — pero su mirada era más peligrosa que cualquier diente. Junto a ellos dormía Bruno, el beta, un lobo fuerte pero tímido que siempre seguía las órdenes de Tormenta.
"Garra siempre culpa a los demás," respondió Carlos, le