Blanca es una loba sordomuda bajo rango que fue abandonada por sus padres al nacer. Desde que tiene uso de razón ha sido marginada, humillada y vendida en más de una ocasión por solo su condición. Sin suerte alguna, ella cae en las manos del rey alfa, Balto Adamson, un rey cuyo temperamento es de los peores y más aterradores de lo que existe. Él la compró con un solo propósito, que fuera su esclava en la cama y la salvadora de su luna y destinada. Pero aquel día de la operación, donde Blanca le donaría un órgano a la luna del rey, algo salió mal así, terminando en la muerte de la mujer que él tanto amaba y la de su pequeño hijo que venía en camino. Destrozado y sin saber cómo seguir adelante sin su luna, el rey toma una decisión, convertir a la esclava en su luna, así convirtiéndola en la sombra de la mujer que alguna vez amó. ¿Soportará Blanca ser la sombra de una mujer? ¿O el destino de la luna sordomuda es más que ser una esclava? ¿Quizás en su interior se guarde un poder que la ayudará a salir de esa vida que no quiere ni merece?
Leer más“―Deme solo mil euros por ella. ―El cruel hombre la tiró a los pies del rey. ―Es una insignificante loba de bajo rango y huérfana que lo único que tiene es salud. ―El rey miró a sus pies con desprecio, ella está sucia, no deja de llorar y al parecer no sabe lo que está pasando.
―“¿Podrían decirme lo que sucede?” ―Preguntó la joven mujer en lenguaje de señas. ―¿Qué es lo que hace con las manos? ―El rey miró al hombre sin comprenderlo. ―Verá, majestad. ―Tiró de ella para que dejara de intentar comunicarse. ―Es muda y sorda también, creo. ―Se encogió de hombros. ―Pero es buena trabajando en los quehaceres, es pura por supuesto. ―Dijo orgulloso. ―No permití que la tocaran. ―El rey volvió a mirar a la insignificante mujer. ―Solo está sucia y un poco descuidada, pero es sana. ―Mil euros.” Blanca recordó con mucho dolor el día en el que su vida se volvió un infierno más brutal y cruel para ella. Todavía no comprendía por qué la eligió a ella para algo tan inhumano, el hombre frente a ella la trata como un trapo sucio y no tiene la menor piedad con ella. ―“¿Por qué debo yo dar mi hígado?” ―Le tendió el papel para que pudiera leerlo, nadie se comunica con ella porque no saben lenguajes de señas. Ella lo miró con lágrimas en los ojos, pero el hombre no prestó atención en lo absoluto, él tomó el papel en manos y lo rompió sin ni siquiera leerlo. Blanca miró los papeles en el piso y sollozó, pero eso no le importó al rey, él levantó la barbilla de la joven y la miró fijamente a los ojos. ―Pequeña loba, no hagas que me arrepienta de haberte comprado. ―Ella se ayudó leyendo sus labios, él habló tan bajo que casi no lo pudo escuchar, su sordera parcial le complica escuchar susurros y tonos bajos. Cada palabra que comprendió fue como miles de espinas hundiéndose en su corazón una tras de otra, pero ella no tuvo tiempo de sentir más tristeza, el rey tiró de ella bruscamente y la besó de la misma manera en la boca. Él no tenía tacto ni era dulce, él solo deseaba placer de ella. Quitándole la ropa sin miramientos, la dejó totalmente desnuda, él necesita satisfacer sus deseos carnales y es ella quien le dará ese placer. Abriéndola de piernas se hundió en ella, ya la había hecho suya muchas veces, pero siempre batallaba para hundirse en ella por lo pequeña que es. Blanca se quejó, el dolor es insoportable, él la lastima siempre que se hunde en ella porque no lo hace con cuidado, pero a él eso no le importaba, solo deseaba sentir más de su calidez y finalmente quitarse las ganas que tiene. ―“Por favor, ya basta” ―Pidió tratando de que le prestara atención, pero el rey lo único que hizo fue girarla y tomarla por el pelo para seguir arremetiendo contra el pequeño coño de la chica bajo su cuerpo. Él gruñó una y otra vez mientras ella producía sonidos apenas audibles, Blanca sintió un dolor más extenso en su zona, ella ya no lo soportaba más, él es un rey y su poder sobre el de ella siempre es mucho sin importar lo que se haga. Ella ya no podía ni siquiera intentar soltar algún sonido, su garganta dolía por el esfuerzo que estaba haciendo y lo seca que está. ¿Si él la ama, por qué llega y tiene sexo con ella todas las noches? Blanca se sintió agraviada y sin poder evitarlo, las lágrimas saltaron de sus ojos, ella lloró por el dolor físico y emocional, por siempre ser ultrajada y tratada como si fuera una basura. El rey tiró de su pelo para besarla, pero lo que encontró le desagradó demasiado, ella está llorando, él sintió tanto disgusto que paró de inmediato y lleno de ira por cortarle el placer le dio una bofetada. Él se levantó de la cama e inició a vestirse, estaba furioso por la ineptitud de esa mujer. Sin poder evitarlo, miró a la delgada mujer desnuda sentada en la cama, él miró esos ojos fijamente y ella se sintió lo más desagradable del mundo, ¿Por qué la mira de esa manera? Se preguntó abrazándose a sí misma. ―Aburrido. ―Soltó con fastidio para después retirarse y dejar a la mujer adolorida sola y devastada. Blanca tomó los trapos que tenía por ropa y se vistió, ella huele a él y es desagradable sentir el aroma de quien la ha lastimado tantas veces. Adolorida y con su caminar limitado gracias a la sensación en su bajo vientre, caminó a la pequeña ventana y miró la hermosa luna que era su compañera de todos los días. ―“Hoy estás más hermosa que ayer” ―Sonrió como si la luna entendiese su lenguaje. ―“Gracias por no abandonarme nunca, no importa lo que los demás digan, yo siempre te estaré agradecida” ―Suspiró anhelando su libertad. La vida nunca ha sido buena para Blanca, ni siquiera conoce su procedencia, ella se crio siendo esclava de unos lobos de buena posición hasta que obtuvo a su loba, aquel día cuando el alfa de esa manada supo que ella era su destinada, la rechazó y la vendió a un burdel, lejos del lugar que ella consideraba su hogar. Desde entonces trabajaba para ese hombre abusivo, ella limpiaba las habitaciones, los vómitos de los clientes y todo el desastre que dejaban en aquel lugar. Las chicas no eran buenas con ella, pero tampoco malas, siempre le daban un poco de la buena comida que ellas recibían a cambio de lavarle las ropas y darles masajes. Ahora es la esclava de un rey alfa y está más lejos de lo que una vez fue su hogar, todos le dicen que la Diosa la abandonó incluso antes de nacer, pero ella no lo cree. Siempre ha estado sola en el mundo por su limitación, no es normal que un lobo sea mudo y mucho menos sordo, ¿Cómo se supone que escuchen el llamado de los suyos? Pero ella no es sorda totalmente, puede escuchar lo que las personas dicen cuando hablan en tono alto y con claridad, además se apoya leyendo los labios, pero no importa cuanto ella trate de explicarlo, siempre es la basura que nadie quiere a su lado.El sudor recorriendo su cuerpo, el dolor tan intenso que eriza su piel y las ganas de matar al hombre guapo, de ojos dorados y cabello largo la impulsó a pujar con mucha más fuerza. ―¡No debí esperar veinte años para esto! ―Se quejó al dejar de pujar. ―¡Te voy a matar sarnoso asqueroso! ―Apretó la mano del hombre nervioso a su lado. ―Dioses. ―Chilló cansada. ―No volveré a salir embarazada, juro que no lo haré. ―Respiró hondo, ella se siente morir. ―Lo haces bien, nena. ―Animó a su insolente. ―Nuestra hija ya casi está aquí, solo un poco más. ―¡Aaahhh! ―Mickeyla gritó con todas sus fuerzas por las nuevas ganas de pujar. ―Me voy a hacer popo, lo juro. ―Lo miró. ―No permitas que me haga popo. ―Gideon besó su cabeza. ―Nena, no importa lo que te hagas, para mí siempre serás perfecta. ―Gruñó por el nuevo apretón. ―Eso es, vamos, sigue así, nena, sigue así. ―Ya casi, luna. ―La partera sonrió. ―Tiene un pelo negro abundante. ―Micky quiso llorar, ¿Por qué no pudo parecerse a ella por lo me
La mayoría jadeó al ver la cabeza con los ojos abiertos rodar y el torso disparar sangre como si fuera una fuente. Cada persona en el lugar quedó fría, inmóvil y perplejo por el repentino acto.―El único que perderá la cabeza eres tú. ―Lucius se apoyó de su espada y miró a su tío con una sonrisa en los labios. ―Tu plan funcionó a la perfección. ―Gideon no podía estar más orgulloso de ese muchacho al cual le había enseñado muchas cosas.Micky estaba arrodillada en el suelo, mirando el chorro de sangre bajo ella y sintiendo como esta corría por todo su cuerpo empapándola, ni siquiera quería mirar atrás, la cabeza justo frente a sus piernas le dejó en claro lo que había pasado.―Nena. ―Gideon la tomó en brazos. ―Lamento tardar, lo siento. ―La abrazó con fuerza. ―Estoy aquí, he venido por ti. ―Ella finalmente se echó a llorar, sabía que él la rescataría, pero aun así es muy emotivo para ella ver que su sarnoso la salvó.―Cumpliste tu promesa. ―Susurró sollozando. ―Gracias, gracias, amor…
Micky estaba como poco asustada, ella había despertado desorientada solo para encontrarse en un calabozo sucio custodiada por hombres que no conoce. ¿Cómo había ella llegado a ese lugar? Lo único que recuerda es el dolor insoportable por la mordida de su lobo y más nada. ¿Acaso los habían matado a todos?Como todos los días, un pan seco y duro con un vaso de agua fue puesto ante ella, no era como si no hubiera comido eso antes, pero ella se negó a comer, no quería nada que fuera de ellos. Si se negaba a algo la golpeaban, si se defendía amenazaban con matarla o abusar de ella y lo que menos quería era ser tomada a la fuerza para que su compañero no sufriera.El guardia al verla ignorar la comida gruñó, la mujer era un dolor de cabeza para cualquiera que la cuidara. Con rabia tomó el pan duro y agarrándola a la fuerza la obligó a comérselo, Micky se negó, ella quiso quitar la cabeza, pero el tirón hizo tronar su cuello y se asustó, no quería morir de esa manera, no de nuevo. ―¡Eres u
La llegada de los chicos fue escandalosa, pero con estilo, ellos quedaron exactamente donde se supone que debían estar y las chicas simplemente no se lo podían creer, incluso estaban hasta vestidos para la ocasión.―Perdóname por preocuparte, cariño. ―Gideon le sonrió. ―Sabía que me esperarías donde debías. ―Extendió su mano. ―Estás realmente hermosa. ―Micky que tenía todo un repertorio para decirle, simplemente se quedó en blanco al verlo tan guapo. ―Eres un tonto. ―Susurró acercándose a él para después abrazarlo. ―Cariño, estaba muy preocupada. ―Le hizo saber.―Y aun así sabías que tu sarnoso llegaría justo a tiempo. ―Besó sus labios. ―Por esto y otras tantas cosas me encantaste desde la primera vez que choqué contigo en el lobby de ese edificio. ―Micky río divertida.―¿Qué dices del restaurante? ―Gideon carcajeó.―Ese día, justo cuando ese líquido cayó en mis pantalones, precisamente en ese momento me enamoré de ti. ―Volvió a besarla. ―Hoy te reclamo como mía, Mickeyla. ―La miró
El gran día había llegado, la paz antes de la tormenta como le llamaba Micky. Ella estaba realmente nerviosa. Dos vidas y en ambas fue una huérfana que nadie daba un peso por ella, pero que ahora tenía a un buen hombre, a un hijo y excelentes amigos.Ella apenas se podía creer lo que estaba pasando, en ninguna de sus dos vidas se imaginó terminar así de bien y la verdad es que le agradece al universo y a la Diosa Luna por haberla siempre protegido sin importar que todo dijeran que ella había sido abandonada por la Diosa desde que nació. Gideon estaba que no cabía de la emoción, se le dio una segunda oportunidad y aunque lo estropeó por un tiempo, ahora estaba decidido a tomar lo que le correspondía. Tener a una pequeña familia después de tantos años de soledad ha sido lo mejor para él.Angelo es el más feliz de todos, pasó de tener solo a su mami y amigos a tener una enorme familia. El niño se sentía en casa y ya no percibía en él ese sentimiento de no encajar, todo lo que lo rodeab
Gideon que iba sobre un caballo casi se va de geta al escuchar decirle aquello y con ese gesto jocoso. Es exactamente como aquella vez, ¿Acaso ella lo recordó todo? ¿Sabe ella que reencarnó? Deseoso por saberlo, se acercó a la ventanilla.―Tú… ―No pudo decir más, Micky corrió a la puerta y una vez la abrió se lanzó al caballo, Gideon la atrapó para que no cayera y recibió un desesperado beso por parte de su insolente mujer.―Mami y papi se besan. ―Angelo tapó su boquita riendo por lo bajo.―Y vaya que se besan. ―Zarina le tapó los ojos, ya no era un beso tierno, esos dos estaban por devorarse completos.―Lo recuerdas. ―Susurró Gideon una vez su luna lo dejó respirar. ―¿Lo recuerdas todo? ―Ella asintió con lágrimas en los ojos.―Lo siento, yo solo quise vengarme de ti, quería que sintieras lo que yo cuando me rechazaste antes de perdonarte y aceptar ser tuya. ―Acarició la cicatriz. ―¿Qué has estado haciendo, sarnoso? ―Gideon no lo pudo contener más, abrazó a su mujer con fuerza, esa ci
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