—¿Qué sucede madre, estás pálida?— Luisa la toma del rostro con delicadeza
—hija…— pasa saliva —¿Cómo es que tú…?
—madre por favor guárdame ese secreto ¿Si? Porque no quiero que mis hermanos lo sepan, me mandan bien lejos o mandan tres metros bajo tierra al pobre Lucifero ¿Estás bien?— la mira interrogante
—sssii…— Minerva está literalmente asombrada
—se que no te lo esperabas, es un secreto que llevo guardado por años madre, desde que lo conocí no dejo de suspirar por él aunque sé que es inalcanzable. Por la edad es lo de menos, no nos llevamos muchos años. Es atractivo, inteligente y leal a la familia, ¿Cómo no gustarme? Definitivamente me trae bien loca y no quiero que se muera mamá— toma de las manos a Minerva —tienes las manos frías madre, me estás preocupando
—yo…— Minerva siente como si le faltará la respiración
—¿Estás molesta, verdad?
—ese hombre no es para ti Luisa
—¿Por qué mamá? No tiene nada de malo, sé que en cuanto todo esto pase le hablaré a mis hermanos y quizás