—¿Qué estás insinuando?— ella pasa saliva—. ¿Por qué yo soy fiel a mi trato contigo? ¿Por qué me dices eso?
—¿Por qué tan nerviosa, Francesca?
—¡Me estás faltando el respeto después de todo lo que hemos pasado juntos!— Russo siente su corazón acelerado al ver cómo el cabecilla se acerca a ella con firmeza—. Si yo... escucha muy bien— la agarra del cuello con fuerza—. Me llegó a enterar de que tienes algo que ver. ¡Ay, Francesca! De tu lindo rostro no quedará nada. Serás comida para mis perros asesinos.
—Eso no sucederá porque yo estoy de tu lado— lo mira sin parpadear.
—Más te vale, porque hasta tu familia me llevó por delante. Me ha costado por años ser lo que soy y lo que tengo para que una perra me haga perderlo todo. Yo detesto a mi familia, pero son mis mejores fichas, Francesca— ejerce más fuerza en su agarre. Ella cierra los ojos y los abre. La está ahogando—. Mis hijos y mis nietos son lo más importante para que el legado Di Napoli no muera y no tolero que se metan con ellos.