—¿¡Qué!?— lucifero no se esperaba esa confusión, eso sí que lo dejó estupefacto
—yo… se que es algo loco, tenemos una diferencia de edad, pero tú me gustas desde que te Vi y desde entonces no sales de mi cabeza
—escucha…— ella lo interrumpe
—déjame hablar por favor. No hay nada de qué temer, si tenemos una relación, yo hablaré con mis hermanos, tú lo único que debes hacer es quererme y protegerme. Ahora que no estaré obligada a casarme con alguien a quien no quiero tengo la oportunidad por fin de elegir mi propio destino y ese eres tu— posa su mano derecha en la mejilla de Lucifero y lo acaricia, pero este con mucho respeto la toma de la mano y la aparta sin ser grosero
—lo siento… pero no puedo corresponder a tu cariño, a eso que sientes por mi
—¿Es por la edad? ¿¡Eso que importa!?— sonríe nerviosa —y mis hermanos, oye es lo de menos soy la hermana consentida y obvio que van a aceptar la relación
—escucha— Lucifero se siente incómodo —eres realmente sexy y hermosa, pero no me at