Louis Davenport.
— Señoritas — dijo él con una sonrisa cortés, inclinando la cabeza en un saludo —, si me permiten, me gustaría robar unos minutos de la compañía de la hermosa dama de verde.
Todas rieron, divertidas, empujando suavemente a Celina hacia adelante.
El corazón de ella dio un salto dentro del pecho.
No quería.
Todo en ella le decía que permaneciera allí, donde Thor pudiera verla.
Donde Thor pudiera protegerla.
Pero rechazarlo sería causar una escena.
Y en aquel salón… las escenas eran mortales.
Celina se levantó, la sonrisa perfecta en los labios, y aceptó el brazo que Louis le ofrecía.
Thor lo vio todo.
Desde donde estaba, vio a Louis acercarse.
Vio a Celina levantarse.
Vio la mano de Louis tocando, aunque levemente, su brazo.
La sangre le hirvió en las venas.
Disimulando con maestría, Thor terminó su frase para el magnate a su lado y, de manera natural, se reposicionó, quedando de frente a donde Celina y Louis conversaban ahora.
No apartaba los ojos de ella.
Celina sentí