Más tarde, mientras Antonella y Safira acompañaban a Celina y a Emma al spa para una tarde de cuidados antes de la fiesta, Ravi se quedó en casa con su padre y con James.
—Papá, ¿crees que algún día llegaré a ser como tú? —preguntó el adolescente mientras ayudaba a Thor a elegir el traje.
Thor sonrió.
—Vas a ser mejor que yo, hijo.
—Pero quiero ser fuerte como tú y cuidar de mi familia como tú cuidas de la tuya, papá.
Thor lo miró a los ojos y le respondió con calma.
—La fuerza no está aquí —dijo, mostrando el brazo—. Está aquí dentro. —Le señaló el corazón—. Y eso, hijo, tú ya lo tienes.
Ravi sonrió satisfecho, sintiéndose más grande de lo que era.
James, que había observado la escena en silencio, se acercó y añadió con voz grave y serena:
—Escucha bien, Ravi… a un hombre se le mide por el amor que entrega. Si aprendes a amar y respetar como tu padre ama y respeta a tu madre, no solo serás como él… serás un ejemplo aún mayor para los que vengan después de ti.
El adolescente se quedó