Thor bajó la cabeza.
—Lo sé. Fui un imbécil. Cometí un error grave.
—Sí, lo cometiste. Y ahora, además de todo eso, está Isabela. Esa mujer está enferma por ti. Intentó quitarse la vida. Está embarazada.
Thor apretó las sienes, como si el dolor de cabeza se intensificara.
—Estoy seguro de que lo planeó todo. Se embarazó a propósito para atraparme. Yo no quería ese hijo, Arthur. Pero ahora existe. Y tendré que asumir las consecuencias.
Arthur negó con la cabeza, serio.
—Años acostándote con mujeres a montones… ¿y justo embarazas a Isabela?
—Pues sí. Ella va a convertir mi vida en un infierno. Lo sé perfectamente. Pero el hijo no tiene culpa. Lo asumiré, haré mi parte. Pero amar a Isabela… nunca.
Arthur sostuvo la mirada de su amigo durante unos segundos y luego dijo, con un tono más sereno:
—Entonces empieza a resolver los pendientes. Uno por uno. Habla con ella. Sé transparente. Dile la verdad. Tienes que escucharla también. Pero deja de intentar corregir errores creando otros. Si no,