Esa noche Patri y yo nos quedamos viendo películas de terror hasta tarde, lo que nunca hacemos, porque las dos somos unas miedosas, pero por jugar de valientes, lo hicimos, a las horas de la noche, tipo once y treinta, Ponky le ladraba a la puerta, como si estuviera alguien detrás, en el pasillo que da al elevador, me puse mis pantuflas, y me disponía a salir a ver qué era lo que sucedía, porqué el cachorro estaba tan inquieto, pero Patricia no me dejó, dijo que si estaba loca, que no sabía que había al otro lado, que mejor nos lleváramos a Ponky al cuarto y que hiciéramos silencio, que no la pusiera más nerviosa de lo que ya estaba, ella era demasiado intuitiva, seguramente por lo que había pasado en la Universidad con el mensaje y por las películas de terror que vimos, estábamos un poco o muy nerviosas.
Miré por la ventana de la habitación y todo se veía en absoluta calma, más de lo normal, no había muchos autos en el estacionamiento, ya era tarde, así que el silencio era abrumador, mas aun después de ver tantos zombis en la película.
Patri estaba realmente nerviosa esa noche, me pidió que dejara la luz de la sala encendida, y que intentáramos dormir de una vez por todas, porque sino ella se iba a infartar del estrés que sentía.
En las horas de la madrugada, sonó mi teléfono, era una vos fingida que me dijo “Melina Chu, maldita”, desperté a Patri para que escuchara,( casi la mato del susto), lo que me decían “Melina Chu, maldita perra, te voy a matar, te doy cinco días para que te largues del país, sino le vas a hacer compañía a tus padres, no es una amenaza, dalo por hecho, te voy a desaparecer de este mundo, te tengo vigilada, cuídate al salir, porque podrías morir hoy” Patricia y yo nos quedamos frías, la vos era como de ultratumba, de verdad que sentí un poco de miedo esa madrugada, no pudimos contestar nada a la llamada, solamente nos mirábamos y las dos en el silencio mas sepulcral, con los ojos abiertos como platos, Patri me dijo que únicamente esa noche iba yo a dormir en mi apartamento, que después de ahí, sacaba mis cosas y me iría a vivir a su casa, que nadie me iba a hacer daño, que sus padres me acogerían en su casa con mucho amor. Sinceramente, después de esa llamada a las dos y treinta minutos de la madrugada, sabía que alguien me quería asustar, pero si me quisieran matar, ya lo habrían hecho.
Le dije a Patri que no pensaba irme de mi casa, que no tenía porqué huir, que si lo hacía me iban a continuar molestando y que no estaba dispuesta a perder mi paz por alguien sin oficio ni beneficio que quería molestarme simplemente. Ese día nos desvelamos toda la madrugada, un poco asustadas por la llamada y por la película, nos fuimos durmiendo a eso de las cinco de la mañana, cuando ya estaba aclarando y sabíamos que el zombi de la película no iba a aparecer la acecina de la llamada iba a irrumpir en mi habitación, nos dormimos profundas las dos, al ser las once de la mañana, llegaba un olor fuerte a café desde la cocina de mi apartamento que nos despertó.
Al levantarme, me di cuenta de que Ponky no estaba en la habitación, Patricia me volvió a ver asustada, tomó uno de mis zapatos de tacón y según ella se armó para atacar a quien fuera que se hubiese metido a mi apartamento, de verdad que nos veíamos ridículas con aquella manera de defendernos.
Salimos muy asustadas a la cocina y sorpresa, estaba Pablo preparándonos el desayuno, yo con los pelos parados, despeinada, en pijama, con cara de desvelada, Patricia no muy lejos de parecerse a mí con aquellas fachas, sin cepillarme los dientes, de verdad que era un desastre, si Pablo no salía corriendo ese día, no tenía cuando al verme así.
-Hola mi bella durmiente, como estas, te extrañaba demasiado, así que dejé a Julio encargado de todo y vine a hacerte un desayudo delicioso casi a hora del almuerzo princesa, pero aquí estoy, se acercó a darme un beso, con un poco de pena, le di un tímido beso, de verdad que de bella durmiente no tenía nada, parecía la bruja de los cuentos, toda desgreñada, con mi pijama de Igor el de Winnie the Pooh, junto con mis pantuflas que hacen juego a la pijama, bastante ridícula me veía, tengo que admitirlo, estaba lejos de usar las batitas sexis que las chicas habían elegido para mí, como regalo de Pablo.
Pablo tenía cara de agotado, se notaba que la había pasado mal, posiblemente no había dormido nada, pero igual se podía ver el hombre guapo que es, con un mezclilla azul, una camiseta tipo polo blanca, tenis y un delantal que me hizo reír, oliendo delicioso como siempre, preparaba unos panqueques con fruta, café y jugo de naranja.
-Ah, hola bruja mayor, le dijo a Patricia, disculpa que no te saludara, pero cuando esta mujer aparece en mi vida, no tengo ojos para nadie más, tú me entiendes le dijo guiñándole un ojo.
-Hola doc, entiendo, el amor flota en el aire “iiiwwww” dijo Patri haciendo un gesto de asco y sonriendo, ustedes son un caso perdido.
-Bueno, vengan a desayunar, que me esmeré mucho por hacer este desayuno, así que no me lo van a despreciar señoritas, dijo Pablo mientras servía tres tazas de café en la pequeña mesa.
Le di un beso a Pablo y salí corriendo a cepillar mis dientes y a ducharme, busqué un short color beige y una camiseta negra, por supuesto que me quedé con mis hermosas pantuflas de Igor, que Kike me había regalado para un cumpleaños, él sabe que me encanta ese burrito morado llamado Igor, tardé lo menos posible duchándome, no debía lavar mi cabello así que tardé poco, cuando llegué a la cocina, Patri y Pablo hablaban sobre algo, Patri tenía una cara de terror y un sobre en sus manos, pero en ese momento se quedaron callados, supongo que para que yo no escuchara nada, por supuesto que me di cuenta de que algo sucedía, pero no dije nada, Patricia de inmediato se fue a duchar gritándome que tomaría algo de mi ropa, porque no tenía nada que ponerse.
Abrace a Pablo por la espalda, él se volvió me dio un beso delicioso, me abrazó y me dijo un “te amo” que me llegó al alma, yo le respondí el beso y con un “te amo” lo abracé más fuerte, te extrañé mucho, no te vuelvas a ir por favor, le dije con una vos de niña consentida.
–Te prometo que no me iré más y si tuviera que irme para algún lugar, tu irías conmigo Meli, te lo juro.
Pronto estaba Patri en la cocina, nos sentamos a desayunar un delicioso y nutritivo desayuno, yo muy feliz, le conté a Pablo que en la universidad estudiaríamos la arquitectura de mi padre, que eso me tenía muy feliz, Patricia igual, comentó que los profesores no hacen otra cosa que alagar el diseño de mi padre y que la gran mayoría se sienten orgullosos de haber tenido a mi padre como profesor o mentor en algún momento de sus carreras.
Yo hablaba, pero Pablo parecía muy preocupado, igual que Patricia, no entendía la actitud, pero prefería no preguntar de momento.
Terminamos de desayunar, Patri fue a la habitación, cepilló sus dientes y salió con su bolso en la mano.
-Bueno tortolos, los dejo, pásenla bien en mi ausencia, no se limiten, hagan de todo y por favor, no me cuenten que no quiero saber dijo Patricia mientras salía del apartamento riendo a carcajadas.
Yo muy ruborizada por las cosas que dijo Patricia y Pablo haciéndome caras graciosas y diciéndome que deberíamos de hacerle caso a Patri y no limitarnos.