DE REGRESO AL PAÍS.
Pablo los niños y yo, después de leer las cartas que Hilda nos dejó, decidimos que era hora de volver al país, antes de hacer cualquier cosa, fuimos al banco a revisar la cajita de seguridad de la que Hilda me habló en su carta y ahí estaban absolutamente todas las piedras preciosas que mi madre me había dejado, Hilda las guardó por petición de Raúl guardándolas para mi, en un hangar, estaban todos los autos que mi padre coleccionaba, Hilda se había hecho cargo de ellos y los mantenía como mi padre quisiera que estuviera. Como no le avisamos a nadie, simplemente en un vuelo privado, llegamos al aeropuerto de las empresas Taylor y le llegamos de sorpresa a Andrea, casi fallece al vernos, me abrazó tan fuerte, como lo haría una mamá feliz de ver a sus hijos.
-Melina, hija, que bueno tenerte por acá, te conocí desde niña, no has cambiado nada, sigues siendo la misma hermosa con ojos serenos y llenos de amor para dar, eres igual que tu mamá.
-Mi vida, ven para darte un abrazo, mi Pablito,