LA BODA.
Cuando salí de la oficina, llevaba la tarjeta que Pablo me había enviado dentro de mi buzo, con todo el cuidado posible para que no la vieran, Luis, dice el notario que entres, que te va a entrevistar a ti también.
Aprovecharé para ir al baño y cambiarme de ropa, para al menos tomar una foto de este momento tan importante con la familia y no desencajar con un buzo, le dije a Raúl fingiendo una sonrisa.
-Toma Melina, ya había pensado en todo, te compré un vestido para tu boda, es blanco como tu alma, vamos, póntelo, se que te quedará hermoso. Dijo Raúl con una sonrisa.
Corrí a la habitación, me encerré en el baño a leer la carta de Pablo, no había nada que pudiera hacerme sentir triste o mal en ese momento, estaba feliz y claro que me pondría el vestido.
Comencé a leer la carta de Pablo, con lágrimas, pero esta vez de emoción de felicidad.
-“Hola mi hermosa, no ha sido fácil pero te encontré por fin, te he extrañado y te he buscado desde el día en que desapareciste de la universidad, m