MI INTENTO DE FUGA.
Ese día la pasé con la señora Hilda en casa, a eso de las cuatro de la tarde, ella me mandó a llamar a la habitación con una de las sirvientas, aunque estábamos en una nueva mansión, no donde llegamos primero, igual había seguridad, pero por lo que se podía ver, no tanta como en la casa anterior.
-¿Dígame doña Hilda, para que me mandó a llamar?
-Mi niña, yo estaba pensando, que si tú te pones a gritar, que algo me sucedió, podríamos llamar la atención de todos los guardas y cuando ellos vienen, te quedará tiempo para poder escaparte, solo ten mucho cuidado de que no te lastimen y si ves que no te puedes escapar, di que saliste un rato de la casa por la desesperación de verme así de mal, eso nos dará tiempo de observar como están las cosas, yo no quiero que te quedes aquí, sería lo peor que te puede suceder, además, a mi no me pasará nada, porque desde que me comenzó esta enfermedad, me dan desmayos dijo riendo ¿Qué duces Melina, lo intentamos?
-Es un poco arriesgado doña Hilda, pero