Mundo de ficçãoIniciar sessãoLeandro llegó entrada la noche. El eco de sus pasos retumbó en el pasillo antes de abrir la puerta del dormitorio. Anna estaba recostada, con la mirada perdida en el techo. Se sentía culpable, horriblemente culpable, por lo que había ocurrido con Lissandro en la cocina.
Quería borrar la sensación de su piel, quería convencerse de que amaba a Leandro y que todo lo demás había sido un error.
—Amor… —susurró él, quitándose la chaqueta y acostándose a su lado—. ¿Cómo estás?
Ella lo miró con ojos cansados, y sin pensarlo lo besó, buscando un ancla. Leandro respondió de inmediato, su boca firme, sus manos recorriendo con ansias su cuerpo, al fin Anna cedía.
Anna cerró los ojos, intentando perderse en ese contacto. Pero cuanto más la tocaba Leandro, más fuerte ard&i







