La traición de Camila y Daniel sacudió los cimientos del proyecto Aurea. Durante días, fui la sombra de una acusación que no me correspondía. Me observaban con recelo, me cuestionaban con sonrisas envenenadas. Daniel había manipulado planos, alterado fechas de entrega, y desviado fondos bajo mi nombre. Camila filtró documentos seleccionados para incriminarme, construyendo con sutileza la imagen de una mujer ambiciosa que jugaba sucio.
Pero cometieron un error.
Con la ayuda de Eva y Javier, accedí a registros de seguridad y respaldos de servidor que no sabían que existían.
Encontramos una serie de transferencias hechas desde la cuenta de Camila a una empresa fantasma registrada a nombre del primo de Daniel. Los planos alterados tenían metadatos que probaban que habían sido modificados desde el equipo de Daniel fuera de horario. Todo lo descargué, lo organicé y lo llevé directamente a Román Del Valle.
No dijo una palabra mientras revisaba la carpeta.
No hizo falta.
Horas después, Camila