33. CATALINA Y MARCUS. CAMBIO DE ROLES DE PODER
No logro escuchar lo que Catalina le dice a su esposo, pero su mueca de asombro cuando él se toma el té de un solo sorbo es extraña. Vaya que tendrá ojeras mañana esa mujer. Sonrío, curiosa sobre cómo será su intimidad en realidad.
—Fue excesivamente invasivo lo que hiciste… y además con mis manos —se queja Elizabeth desde el fondo de mi cabeza.
Está asqueada, impresionada. Casi en shock. Y eso, para mí, es una victoria. Una experiencia tan intensa que se grabará en su memoria. Algo que, mal que bien, la hará sentir más viva.
—No seas envidiosa. Te gustó tener el cuerpo depilado. ¿Qué tiene de malo que compartiéramos un poco de sabiduría e higiene con Catalina? —digo, provocándola.
—Sabes que el problema no es que esté depilada. Es que lo hiciste sin su consentimiento. Y usando mis manos.
—¿Te disgustó el cuerpo de Catalina? Yo creo que es bonita a su manera.
—No tengo por qué mirar el cuerpo de otra mujer —responde con firmeza.
Eso me da pie para molestarla aún más.
—No me has respond