74. CASI JUNTOS
CIELO
Ya casi soy libre.
Lo digo en silencio, como quien saborea una palabra prohibida. Libre del duque, de su sombra, de esa cadena invisible que me mantenía atada por Elizabeth. Ella era mi ancla, mi condena y mi razón. Mientras ella existía, yo soportaba. Por ella callé, por ella fingí. Pero ya no hay motivo para seguir haciéndolo.
El duque lo dejó todo claro. Desde que supo que Elizabeth no era hija pura de alcurnia, perdió el interés en ella.
Calculo que tengo, al menos, una semana para pensar cómo conseguir mi libertad legal. Una semana para planear mi huida definitiva, pero mientras tanto le exigí al viejo mudarme a una de sus tantas residencias vacías, lejos de todo. Lo merezco. Merezco eso… un respiro.
Quiero recuperar las noches que nos robaron, las mañanas, los días que nunca vivimos. Quiero reconstruir el tiempo con mi musa.
Sonreí al decidirlo, pero la sonrisa murió en mis labios cuando una criada llegó con la noticia: Jaime había sido herido y estaba hospitalizado.
Salí d