—Estoy al tanto de que mis hermanos planean «apartar» al hombre. Sin embargo, tu determinación me ha inspirado otra idea: una contienda formal. Si alguien desea reclamarte, deberá vencerme ante los ojos de Esvedra. Así nadie podrá cuestionar tu destino. Será tu oportunidad de decidir, y quizá, de marcharte si vences.
Adelia comprendió que aquella pelea podía ofrecerle una salida, aunque odiaba la idea de poner en riesgo a su amado y de ella ser un trofeo.
En un último intento de razonar con el rey, Adelia habló —Antes de hablar de combates, escucha: el Vacío destruirá todo, bajo tierra o en la superficie. Nadie estará a salvo.
Lucian negó con una media sonrisa.
—Eso es un temor de los reinos de arriba. Nuestra gente ha vivido miles de años entre raíces y roca. Estamos protegidos. No comparto tu urgencia, aunque admiro tu pasión.
—Tu arrogancia puede costar innumerables vidas —replicó ella, dando un paso al frente—. ¡Déjame libre o será muy tarde para todos!
Lucian negó con