capitulo 46 - Dos soledades en distintos países.
El extranjero no era nuevo para Adrián Blackwood.
Había firmado acuerdos en ciudades que no recordaba, dormido en hoteles donde el lujo era idéntico y despertado con vistas que otros llamarían sueños. Siempre había funcionado así: movimiento constante para no sentir raíces.
Pero esta vez, algo era distinto.
El departamento que le asignaron era amplio, impecable, silencioso. Demasiado silencioso. Por las noches, el sonido del tráfico lejano no lograba tapar lo que realmente lo acompañaba: sus pensamientos.
Se quitaba el reloj, dejaba el teléfono boca abajo sobre la mesa y se servía un trago que casi nunca terminaba. No por disciplina. Por falta de ganas.
Pensaba en Valeria cuando no debía.
Y en ella cuando no quería.
Se preguntaba si estaría bien.
Si ya habría dejado de buscarlo.
Si alguna vez entendería por qué se fue sin despedirse.
Había decidido desaparecer para no lastimarla más. Para no interferir. Para cumplir, por una vez en su vida, con la promesa de no poseer.
Pero