Astrea cerró los ojos, y algunas lágrimas se deslizaron por sus mejillas. En realidad no tenía ganas de recordar aquello, y si su madre no lo hubiera mencionado, quizá no hubiera pasado por tal vergüenza con Kael.
«No tienes el porqué sentirte culpable por algo que pasó hace mucho tiempo», le liberó de la culpa.
«Fui yo quien te causó ese dolor, al punto de tomar la decisión de quemarte viva con verbena», manifestó él espantado.
«¿De verdad me quieres en tu vida?», ella no pudo evitar preguntar.
«Hasta mi último día en esta tierra», contestó con mucha firmeza y seguridad.
En ese segundo el corazón de Astrea se aceleró de la emoción, ninguno de los dos pudo negar que su conexión era muy fuerte que el día anterior, lo que le parecía muy extraño a ella. Puesto que tenía entendido y según las propias palabras de Kael el vínculo mental entre parejas, solo sucedía cuando se sellaba el ciclo, y aquello era con la marca. También en el tono de su voz se notaba que había un poco de insegur